Aromaterapia

El término “Aromaterapia” fue utilizado por primera vez en 1928 un bioquímico francés, René-Maurice Gattefossé.

Un aceite esencial es la esencia volátil extraída de plantas aromáticas por destilación por arrastre de vapor de agua.

La Aromaterapia es la utilización de aceites esenciales con finalidad terapéutica. Es un método natural que se basa en la actividad de las moléculas bioquímicas que contienen los aceites esenciales.

La palabra «aroma» significa olor dulce, y «terapia», tratamiento diseñado para curar. El potencial curativo de la aromaterapia procede de su capacidad para promover la relajación y generar una sensación de alegría o tranquilidad en el receptor.

La aromaterapia científica o aromatología es el estudio de los aceites esenciales. Se trata de una ciencia que se fundamenta en una metodología rigurosa, con datos científicos sólidos y confirmados en laboratorio. 

Es importarte centrarse en los sentidos del olfato y del tacto cuando hablamos de Aromaterapia.

La región olfatoria es un lugar de nuestro cuerpo donde el sistema nervioso central está relacionado estrechamente con el mundo exterior, así pues, los estímulos olfativos llegan directamente a las centrales de conexiones más internas de nuestro cerebro. Las neuronas de la región olfatoria son neuronas sensitivas primarias y forman parte de las neuronas cerebrales.

Por otra parte, cuando percibimos algún olor, se evoca la memoria emocional, se puede relacionar ese olor con una emoción. Así, la memoria asociativa de aromas y situaciones generan el aprovechamiento de los aceites para uso terapéutico. Algunos aceites tienen la propiedad de transformar y equilibrar nuestras emociones, reduciendo la ansiedad, la depresión o la fatiga mental.

La aromaterapia actúa sobre los planos sutiles ayudando a la meditación, visualizaciones, concentración y a todas aquellas técnicas destinadas a buscar el equilibrio y armonía interior.

Respecto al sentido del tacto, los humanos hemos empleado persistentemente el tacto como medio de comunicación, o bien en un contexto terapéutico o simplemente como expresión de solicitud y afecto. El usar el tacto es un instinto humano y una necesidad fundamental, e influye también en el sistema nervioso autónomo, relajando y vigorizando el cuerpo al mismo tiempo. Las investigaciones han demostrado que fomenta la secreción de endorfinas, conocidas como “las hormonas de la felicidad”, que actúa como narcótico natural el dolor y al producir una sensación de alborozo y bienestar.